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IECE-2020

Iglesia Evangelica Cristiana Espiritual

Convencion

Propósitos para un nuevo año

diciembre 29, 2018 Por CNm7wVSQbK

Estimada juventud: Han pasado los días y los meses, y en la coyuntura del Fin de Año y Año Nuevo, nos detenemos para reflexionar acerca de las muchas bendiciones que Dios nos proveyó. Observamos cómo algunos ya no están con nosotros, los llamó el Señor a su presencia; otros, vienen llegando al Reino de Dios… y nosotros, por la gracia y misericordia divina, aquí vamos caminando hacia la meta propuesta. 

Es muy común hablar de propósitos en estos tiempos; sin embargo, hay una marcada diferencia entre un Propósito como intención y un Propósito como Meta. El primero puede o no realizarse; lograr el segundo, marca el éxito en tu vida. Y como todo Joven Cristiano queremos que nos vaya bien en la Vida, queremos tener éxito en nuestra carrera cristiana; aun los jóvenes no bautizados quieren tener éxito en sus vidas. 

¿Cómo lograrlo? Para responder a lo anterior pregúntate: ¿Cuáles son mis propósitos? Tener un objetivo claro y determinación para alcanzarlo, a pesar de lo difícil que pueda resultar, son puntos importantes que se viven mientras se tiene en la mente y el corazón la meta propuesta. 

HONRAR A DIOS. Tenemos como ejemplo el propósito de aquellos jóvenes hebreos, quienes fueron requeridos por parte del rey para adorar la estatua que había edificado; la determinación y confianza de ellos fue: “No cuidamos de responderte sobre este negocio. He aquí nuestro Dios á quien honramos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.” Ellos tuvieron como bendición de parte de Dios ser protegidos mientras estaban en medio de las llamas, paseándose Él en medio de ellos, y el fuego no se enseñoreó de sus cuerpos, ni cabello de sus cabezas fue quemado, ni sus ropas se mudaron, ni olor de fuego había pasado por ellos, honrando Dios a estos jóvenes, trayendo a la memoria las palabras de nuestro Dios: “Yo Honraré a los que me honran.” (Daniel, capítulo 3). 

HONRAR A NUESTROS PADRES. La palabra de Dios nos muestra cómo detrás de un Propósito hay una bendición. Veamos a los hijos de Rechâb: tenían en su corazón el propósito de guardar la enseñanza de su padre de no beber vino y cuando viene la prueba para ellos, donde el profeta Jeremías por ordenanza de Jehová les pone copas llenas de vino y les ordena: Bebed vino, ellos dijeron determinantemente: “No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Rechâb nuestro padre nos mandó, diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos”. La bendición para ellos fue la siguiente: “Porque obedecisteis al mandamiento de Jonadab vuestro padre, y guardasteis todos sus mandamientos, é hicisteis conforme á todas las cosas que os mandó; Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No Faltará varón de Jonadab, hijo de Rechâb, que esté en mi presencia todos los días.” (Jeremías, capítulo 35). 

Y Finalmente el mismo testimonio de Daniel, que al ser llevado de su raíz hebrea a Babilonia se le indica que debe comer de la comida del Rey, una comida diferente a la que estaba acostumbrado; sin embargo dice la escritura: “Y Daniel propuso en su corazón de no contaminarse en la ración de la comida del rey, ni en el vino de su beber: pidió por tanto al príncipe de los eunucos de no contaminarse.” HONRÓ A DIOS NO CONTAMINANDO SU CUERPO, no contaminándose de alimentos inmundos, y detrás de este propósito la bendición de Dios para él fue: “Y puso Dios á Daniel en gracia y en buena voluntad con el príncipe de los eunucos. Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más nutrido de carne, que los otros muchachos que comían de la ración de comida del rey. (Daniel, capítulo 1). 

Apreciado Joven: Para el año que inicia forja en tu corazón estos propósitos: Honrar a Dios y Honrar a tus padres en todo lo que dices y en todo lo que haces y verás que la bendición de Dios no se dejará esperar. Tu vida será UNA VIDA CON PROPÓSITO. 

Dios te bendiga. 

El Testigo de la Fe Apostólica Diciembre 2012  – Sección Juvenil

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La dadiva de Dios

diciembre 14, 2018 Por CNm7wVSQbK

San Juan 3:16

Dádiva: Don o cosa que se da gratuitamente. 

Lo que quiso decir el Espíritu Santo en el texto de base cuando se refiere a la expresión: HA DADO A SU HIJO UNIGÉNITO, no se trata de una simple acción como quien da una cosa material o un obsequio a alguien que lo recibe. Algo así como que el que da una cosa se queda sin lo que dio porque ahora la tiene el que la ha recibido. Si aplicamos este razonamiento a Dios y a su Hijo Jesucristo, podríamos confundirnos pensando que Dios se quedó sin su Hijo unigénito porque lo dio al mundo. ¿Será así lo que quiso decir el Santo Espíritu en su palabra? ¿Se interpretará la dádiva de Dios como un simple regalo? CLARO QUE NO. El mismo texto de base tiene la explicación, al decir: para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Entonces, no se refiere a algo material. La dádiva de Dios, que es Nuestro Señor Jesucristo, se refiere a la obra maravillosa de la salvación hecha por el mismo Cristo y ofrecida a la humanidad para que creamos en Él. 

Le dijo uno de los malhechores que estaban crucificados junto a Él: “Acuérdate de mí cuando vinieres á tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lc. 23:42-43. Hermoso ejemplo, donde vemos la dádiva de Dios, que es vida eterna, a un malhechor que creyó de todo corazón. 

Ya en el tiempo presente, entendemos que la dádiva de Dios es Cristo. Y dice la escritura que el Señor Jesucristo es Espíritu: “Porque el Señor es el Espíritu; y donde hay el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” 2 Co. 3:17. Reafirmando que El Señor es el Espíritu, dice el mismo Cristo: “Porque donde están dos ó tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos.” Mt. 18:20 cuando habla de estar en medio está en Espíritu. 

Al recibir esta dádiva en el corazón del hombre, éste cree y el efecto se mira en él. Dice la escritura que ahora son hijos de Dios: “Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre” Jn. 1:12. Además de lo anterior, deja de ser siervo del pecado para ser hijo y heredero de Dios: “Así que ya no eres más siervo, sino hijo, y si hijo, también heredero de Dios por Cristo.” Ga. 4:7. 

Además de ser hijo, Lleva mucho fruto. “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer.” Jn. 15:5 Es capaz de vivir en santidad y apartado de toda especie de mal con la ayuda de Dios. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece“. Fil. 4:13. 

Como el Señor es el Espíritu, ahora los que reciben esta dádiva son guiados por el espíritu y dan los siguientes frutos: “Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” Ga. 5:22-23. 

Celebremos esta hermosa dádiva de amor, recordando que desde que Cristo nació en nuestros corazones, Él ha iluminado nuestro camino y nos ha llenado de verdadera paz y gozo por el Espíritu Santo. 

Dios les bendiga. 

El Testigo de la Fe Apostólica Noviembre 2012 Sección Doctrinal 

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Avívame en tu camino

noviembre 16, 2018 Por CNm7wVSQbK

Avivar: Animar, vivificar, reanimar, encender. 

David, el rey de Israel, manifiesta su preocupación por mantener un estado de ánimo vivo en su servicio al Todopoderoso. Ciertamente él tenía muchas cosas que hacer en su calidad de rey, y aunque muy pocos se atreverían a cuestionar sus decisiones, él no desestimaba la ayuda del Señor en la realización de sus tareas. El rey rogaba a Jehová que cada una de sus acciones se apegara a los mandamientos del Señor, que en su corazón hubiera tal temor que aun en el pensamiento no divagara de los santos mandamientos, que siempre mantuviera viva en su corazón la justicia de Dios para no pecar contra Él. “Tú encargaste Que sean muy guardados tus mandamientos. ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos A observar tus estatutos! Entonces no sería yo avergonzado, Cuando atendiese á todos tus mandamientos. Te alabaré con rectitud de corazón, Cuando aprendiere los juicios de tu justicia. Tus estatutos guardaré: No me dejes enteramente.” Sal. 119:4-8. 

Ciertamente el camino de Dios es gratificante, maravilloso y pleno de gozo celestial; pero este sendero santo se transita en medio del mundo de maldad; los peligros acechan a cada paso, el adversario intenta continuamente hacer resbalar nuestro pié, amargar nuestro corazón, desanimar al peregrino. “Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando á quién devore.” 1P. 5:8. 

Cuando el cristiano se deja deslumbrar por la vanidad de este mundo mengua su resistencia, se apaga su fe; su ánimo de seguir a Cristo se extingue poco a poco y está cercano a la muerte. 

David sabía las consecuencias de perder el enfoque, pero también sabía cómo contrarrestar esos efectos y en nuestro versículo de base nos da la fórmula del triunfo: 1.-“Aparta mis ojos, que no vean la vanidad…” y 2.- “…Avívame en tu camino.” Caminamos en medio de vanidad, vivimos y nos movemos en un ambiente hostil, pero la presencia de Dios en nosotros nos impedirá mirar o amar la vanidad; en consecuencia, nuestro ánimo crecerá, seremos vivificados en su justicia, en la observancia de sus mandamientos y jamás desmayaremos. San Pablo el apóstol de los gentiles lo definió así: “POR tanto nosotros también, teniendo en derredor nuestro una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos con paciencia la carrera que nos es propuesta, Puestos los ojos en el autor y consumador de la fe, en Jesús; el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y sentóse á la diestra del trono de Dios. Reducid pues á vuestro pensamiento á aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, porque no os fatiguéis en vuestros ánimos desmayando.” He. 12:1-3. 

Queridos hermanos: Que el fuego del Espíritu Santo arda cada día más en nuestro corazón; que así como el Señor encendió la ofrenda del profeta Elías en el monte Carmelo y como encendió la zarza en el Sinaí, así avive nuestro Corazón en su santo camino y entonces, en los momentos difíciles, diremos como el profeta Jeremías: “…Empero fue en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos…” Jer. 20:9. 

Dios les bendiga.

El Testigo de la Fe Apostólica Noviembre 2012  Sección Varonil

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Esfuerzate y alientese tu corazon

octubre 19, 2018 Por CNm7wVSQbK

Esfuérzate y aliéntese tu corazón. Salmo 27:14Aguila IECE

En nuestro diario vivir, empleamos el esfuerzo para lograr las metas que nos hemos trazado en la vida a corto, mediano y largo plazo. Por ejemplo hay quien, por salud, se propone bajar de peso y para lograrlo se somete a dietas y ejercicio, lo cual le demanda esfuerzo: el empleo enérgico del vigor para conseguir algo, venciendo las dificultades.

Como jóvenes cristianos, tenemos una meta: Llegar al cielo y vivir la eternidad con Dios; por lo tanto, de la misma forma se requiere esfuerzo y aliento de parte de los hijos de Dios. El Salmista David expresa estas palabras en el Salmo 27:14: “Aguarda á Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón: Sí, espera á Jehová.”

En ocasiones la vida del joven sufre altibajos, momentos en los que éste no tiene aliento para caminar, no tiene fuerzas para seguir corriendo hacia la meta propuesta; se presentan obstáculos difíciles de superar, parece que el lodo del mundo quiere manchar sus vestidos blancos y los vientos del mal quieren apagar el fuego que Dios encendió en su vida; parece que el joven quiere dejar su primer Amor. Te decimos, estimado Joven, que en esos momentos es muy importante que des una mirada al Cielo, busques el rostro de Dios y le pidas a Él la fuerza necesaria,pues así está escrito: “Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová.” Sal. 27:8.

Ante esos momentos críticos no te fíes de tu fuerza o capacidad, fíate de Jehová; la palabra de Dios nos dice que Dios da las fuerzas, si estás cansado: “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.” Isa. 40:29.

David expresa su confianza:… “¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida: ¿de quién he de atemorizarme?” Sal. 27:1 Aun cuando David veía las dificultades que venían en su contra, los testigos falsos, sus angustiadores y sus enemigos hacían que mermaran en su corazón las fuerzas para seguir esperando a Jehová, por esto su deseo era estar en la casa de Jehová todos los días de su vida, donde él se sentía seguro en lo reservado de su pabellón.

Sabemos que se presentarán luchas y pruebas pero es muy importante que no pierdas de vista la meta, nuestro blanco es Cristo; David expresa estas palabras: “Hubiera yo desmayado, si no creyese que tengo de ver la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes.” Sal. 27:13.

Por lo tanto, estimado Joven, la invitación es que cada día te esfuerces en seguir caminando hasta llegar al Cielo. Guarda tu buen depósito en santificación y, cual David, dile al Señor: Mi Ayuda has sido, No me dejes y no me desampares, Dios de mi Salud. Espera al Señor, porque aún un poquito y el que ha de venir vendrá y no tardará.

“Mas los que esperan á Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.” Is. 40:31.

Ten ánimo y sírvele al Señor con alegría.

El Testigo de la Fe Apostólica Noviembre 2012 – Sección Juvenil

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La peticion de una Madre

septiembre 6, 2018 Por CNm7wVSQbK

LA PETICION DE UNA MADRE.

Entonces se llegó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos‭, ‬adorándole‭, ‬y pidiéndole algo‭. ‬Y él le dijo‭: ‬¿Qué quieres‭? ‬Ella le dijo‭: ‬Di que se sienten estos dos hijos míos‭, ‬el uno a tu mano derecha‭, ‬y el otro a tu izquierda‭, ‬en tu reino‭.  ‬Mateo 20:20-21‭.‬

  • Petición: Acción de pedir. Rogar o demandar a alguien que dé o haga algo, de gracia o de justicia.

Iniciando la consideración de la enseñanza mencionamos el acontecimiento bíblico que dice: “Y subiendo Jesús á Jerusalem, tomó sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: He aquí subimos a Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; Y le entregarán a los Gentiles para que le escarnezcan, y azoten, y crucifiquen; mas al tercer día resucitará. Entonces se llegó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándole, y pidiéndole algo. Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu mano derecha, y el otro a tu izquierda, en tu reino.”  Mt. 20:17-21.

Cuando el Señor Jesús escuchó la petición  de  esta mujer  respondió: “…No sabéis lo que pedís: ¿podéis beber el vaso que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Y ellos le dicen: Podemos.” Mt. 20:22. Ante tal respuesta el maestro dice: No sabéis lo que pedís,  porque el Señor le ha dicho a los doce de su padecimiento al ser entregado a los Gentiles para ser azotado, escarnecido y crucificado y de allí sale la interrogación a los Hijos de Zebedeo, Jacobo y Juan (Mr. 10:35) ¿podéis beber el vaso que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado?

En esta petición, esta santa mujer manifiesta su deseo del bien para sus hijos por el cariño hacia  ellos,  deseando que éstos tengan un lugar cerca del Señor, como toda madre que quiere lo mejor para sus hijos.

Tal es el caso de una mujer cananea,  que en la narración bíblica se encuentra: “Y saliendo Jesús de allí, se fué a las partes de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer Cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada del demonio. Más él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros. Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas pérdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme. Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; más los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres. Y fué sana su hija desde aquella hora. Mat 15:21-28. Esta mujer alcanzó la misericordia del Señor recibiendo respuesta a su petición.

Analizando el resultado que obtuvieron las peticiones de estas madres y encontrándonos en la actualidad con un gran crecimiento de la maldad, por la cual muchos hijos de cristianas son arrastrados,  las madres de estos muchachos, viendo el peligro al que están expuestos y hasta en ocasiones enfrentando la rebeldía de ellos, con llanto en los ojos, muy angustiadas a cada instante, piden a Dios:  “libra a mi hijo, tócale el corazón, transfórmalo.” Esta es la plegaria de toda madre cristiana. Y muchas mujeres han visto la respuesta de Dios  a favor de sus hijos.

Dios Bendiga.

El Testigo de la Fe Apostólica  Mayo 2013 – Sección Femenil

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