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IECE-2020

Iglesia Evangelica Cristiana Espiritual

Temas-Revista

Escogió ser del pueblo de Dios

diciembre 22, 2020 Por IECE

Hebreos 11:25

Escoger.– Tomar o elegir una o más cosas o personas entre otras. 
Ser.– Pertenecer o formar parte de algo. 
Pueblo.– Conjunto de personas de un lugar, región o país. 

Estimados y muy apreciables hermanos: Encontramos en la bendita palabra de Dios el mensaje que el Apóstol San Pablo escribe a los hermanos de la iglesia Hebrea. El contenido de este capítulo trata acerca de la fe y menciona a hombres santos que formaron parte del pueblo que le sirve a Dios; y aunque cada uno vivió en épocas diferentes, ellos guardaron en su corazón esta bendición. 

Se narra la acción positiva que tomó Moisés. Los primeros años de su vida los vivió en el palacio de Faraón en medio de riquezas y de los tesoros de los egipcios, teniendo una vida de esplendor y comodidad; sin embargo, escogió ser parte del Pueblo de Dios siendo afligido, que gozar de comodidades temporales: “Por fe Moisés, hecho ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón; Escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios, que gozar de comodidades temporales de pecado. Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los Egipcios; porque miraba á la remuneración.” Hebreos 11:24-26. Son muchas las razones que llevan al ser humano a tomar la decisión de formar parte del pueblo de Dios y una de ellas es que se den cuenta de que quienes servimos a Dios, gozamos de muchos beneficios: Se halla en Dios la paz, recibimos el amor de Dios, la tranquilidad, la bendición, la protección y la grande esperanza que un día, este conglomerado Santo y puro que sirve a Dios aquí en la tierra, vivirá eternamente en el Reino de nuestro Señor Jesucristo. En las Sagradas Escrituras encontramos las palabras que Moisés declaró al pueblo de Israel “Porque ¿qué gente grande hay que tenga los dioses cercanos á sí, como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?” Deuteronomio 4:7. Por esto, las almas que forman parte del pueblo de Dios, siendo llamados, se han dispuesto a dejar todo para seguir al Señor no importando dejar tierras, comodidades, riquezas, familias, heredades, porque saben que lo que dejan atrás, un día lo van encontrar en las moradas eternas en el reino de Dios. Tenemos el ejemplo del Gran patriarca Abraham cuando fue llamado de parte de Dios “EMPERO Jehová había dicho á Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, á la tierra que te mostraré;” Génesis 12:1. Posteriormente San Pablo hace mención de la fe del Patriarca: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad; y salió sin saber dónde iba. Por fe habitó en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en cabañas con Isaac y Jacob, herederos juntamente de la misma promesa: Porque esperaba ciudad con fundamentos, el artífice y hacedor de la cual es Dios.” Hebreos 11:8-10. 

En la bendita palabra de Dios encontramos que por alguna situación de la vida, hay algunos que no siendo del pueblo de Dios, llegan a formar parentesco de familia con gente que sí lo es y el testimonio bíblico acerca de Ruth La Moabita es uno de ellos. Ella vivió en el seno de una familia que formaba parte del pueblo de Dios y pudo experimentar esa vida tan hermosa que es habitando al amparo del Dios Todopoderoso, de tal manera que al quedar viuda y sola, no quedó en el desamparo. Noemi su suegra decide regresar a Beth-lehem y le da a escoger su camino. Mas la elección tan maravillosa que obró en el corazón de Ruth, se plasma en sus palabras: “Y Ruth respondió: No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti: porque donde quiera que tú fueres, iré yo; y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada: así me haga Jehová, y así me dé, que sólo la muerte hará separación entre mí y ti.” Ruth 1:16-17. El pueblo cristiano guarda en lo más profundo de su corazón la razón de su felicidad y grande alegría, ya que antes de venir a Cristo vivíamos como seres vacíos de Dios y sin quien nos diera la bendición del amor: “Vosotros, que en el tiempo pasado no erais pueblo, mas ahora sois pueblo de Dios; que en el tiempo pasado no habíais alcanzado misericordia, mas ahora habéis alcanzado misericordia.” 1 Pedro 2:10. Por ello expresamos ¡¡Bendito sea Dios nuestro Señor!! porque muchos de nosotros nacimos lejos y ajenos al conocimiento de la existencia de un Dios tan bueno y tan misericordioso, que nos llamó y nos salvó por medio de su Santo Evangelio, el cual se nos predicó y entendiendo aceptamos su palabra, pasando así a pertenecer a un pueblo santo “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre: Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios.” San Juan 1:11-12. 

Ahora vivimos la paz que nunca tuvimos, disfrutamos el amor que siempre deseábamos tener y que nadie nos lo pudo dar, además, contamos con el abrigo del Ser Divino que es nuestro Señor Jesucristo, el cual nos ofreció la opción de ser no solamente parte de su pueblo, sino hijos de Dios. El apóstol de los Gentiles, San Pablo, habló a la iglesia en Filipos acerca de su convicción de seguir el camino de Cristo habiendo dejado todas las cosas que anteriormente vivía: “Pero las cosas que para mí eran ganancias, helas reputado pérdidas por amor de Cristo. Y ciertamente, aun reputo todas las cosas pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y téngolo por estiércol, para ganar á Cristo” Filipenses 3:7-8. La experiencia vivida en su conversión lo determinó a seguir a Cristo. 

A todos mis amados hermanos que forman parte del reino santo de Dios aquí en la tierra, puedo decirles que ninguno de ustedes se ha equivocado al tomar esta grande decisión, al haber escogido pertenecer al Pueblo de Dios aceptando a Jesucristo como su Salvador; y aunque pasen los años y vengan muchas dificultades, aunque el mundo nos desprecie, tengan ustedes muy firme en su corazón la certeza de que allá en el cielo está el Cristo Glorioso y con su ayuda nosotros estaremos allá con Él. Así mismo dirijo un breve mensaje a los hijos de las familias cristianas que aún no han tomado la decisión de seguir a Cristo, a nuestras queridas amistades que en calidad de visitantes nos acompañan y que también más de alguna vez han sido objeto de una bendición de Dios; a ustedes que han tenido la oportunidad de oír y leer los mensajes de la palabra de Dios, los invitamos a que hagan la elección más importante de su vida: La de ser y formar parte del pueblo de Dios y juntamente con nosotros ir al Reino Celestial cuando Cristo venga por su iglesia. Dios les Bendiga y los guarde.

El Testigo de la Fe Apostólica Noviembre 2020 

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Esforzado en fe

diciembre 22, 2020 Por IECE

Esforzado en fe

Esforzado. – (adj.) Valiente, animoso, alentado, de gran corazón y espíritu. 

Fe. – Es la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven. (Hebreos 11:1) Virtud cristiana que consiste en creer firmemente en Dios y sus promesas. 

El Apóstol San Pablo, como un fiel escudriñador de la historia sagrada, e inspirado divinamente, hace una amplia explicación a la iglesia de los Romanos acerca de la fe del patriarca Abraham en su relación con Dios, pues dice de él: “El creyó en esperanza contra esperanza, para venir á ser padre de muchas gentes, conforme á lo que le había sido dicho: Así será tu simiente. Y no se enflaqueció en la fe, ni consideró su cuerpo ya muerto (siendo ya de casi cien años,) ni la matriz muerta de Sara; Tampoco en la promesa de Dios dudó con desconfianza: antes fué esforzado en fe, dando gloria á Dios, Plenamente convencido de que todo lo que había prometido, era también poderoso para hacerlo.” Romanos 4:18-21. 

La fe del Patriarca Abraham: 

Esta se fundamenta en su plena relación con Dios desde que recibió el llamado divino y juntamente con ello la promesa del Omnipotente Dios: “…Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré; Y haré de ti una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición: Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y fuese Abraham, como Jehová le dijo;…” Génesis 12:1- 4. El Apóstol San Pablo en su carta a los Hebreos, les explica cómo obró la fe en este patriarca: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad; y salió sin saber dónde iba. Por fe habitó en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en cabañas con Isaac y Jacob, herederos juntamente de la misma promesa:” Hebreos 11:8-9, agregando también: “Por fe ofreció Abraham a Isaac cuando fue probado, y ofrecía al unigénito el que había recibido las promesas, Habiéndole sido dicho: En Isaac te será llamada simiente: Pensando que aun de los muertos es Dios poderoso para levantar; de donde también le volvió a recibir por figura.” Hebreos 11:17-19. 

San Pablo enfatiza a los Hebreos convertidos al evangelio que Abraham heredó la promesa por medio de la fe, al mostrar esfuerzo en su largura de ánimo, pues dice: “… que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Porque prometiendo Dios a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, Diciendo: De cierto te bendeciré bendiciendo, y multiplicando te multiplicaré. Y así, esperando con largura de ánimo, alcanzó la promesa.” Hebreos 6:12-15. Por la fe, el patriarca Abraham, se esforzó en esperar confiadamente en las promesas divinas, sobreponiéndose a las situaciones adversas y difíciles porque creyó firmemente en Dios. 

El esfuerzo de los Justos de la antigüedad: 

San Pablo declara a la iglesia Hebrea cómo se evidencia el esfuerzo en fe de los justos de la antigüedad. Abel: “… ofreció a Dios mayor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio a sus presentes; y difunto aún habla por ella.” Hebreos 11:4. Enoc: “…fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios. Y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.” Hebreos 11:5. Noé: “… habiendo recibido respuesta de cosas que aún no se veían, con temor aparejó el arca en que su casa se salvase:…” Hebreos 11:7. Moisés: “… hecho ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón; Escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios, que gozar de comodidades temporales de pecado. Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los Egipcios; porque miraba a la remuneración. Por fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.” Hebreos 

11:24-27. Y concluye diciendo: “Y todos éstos, aprobados por testimonio de la fe, no recibieron la promesa;” Hebreos 11:39. Estos justos fueron esforzados en fe, porque ofrecieron mayor sacrificio, agradaron a Dios, le obedecieron con temor, renunciaron a las comodidades temporales, confesaron que eran peregrinos y advenedizos, mirando la remuneración celestial; cada uno de ellos enfrentó inmensos peligros, pero a pesar de todo su fe se agigantaba creyendo en el Dios Todopoderoso. 

El esfuerzo de los creyentes en Cristo: 

La fe en el cristiano no es diferente; la recibe en el momento en que acepta servir al Señor Jesucristo con todo su corazón, haciendo profesión de fe en las aguas del bautismo; y confiando plenamente en el Señor se esfuerza, pues es la fe una forma de vida que agrada a Dios: “Empero sin fe es imposible agradar á Dios; porque es menester que el que á Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6, convencido de que todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén… (2ª. Corintios 1:20). 

El Cristiano se esfuerza en fe, no dudando para no dar lugar a la desconfianza, ya que entiende lo que habla la Palabra de Dios cuando el escritor sagrado expresa lleno del Espíritu Santo: “Ahora el justo vivirá por fe; Mas si se retirare, no agradará á mi alma. Pero nosotros no somos tales que nos retiremos para perdición, sino fieles para ganancia del alma.” Hebreos 10:38-39. Jesús ha prometido que al guardar todas las cosas que él ha enseñado, estará con sus hijos todos los días y hasta el fin del mundo. (San Mateo 28:20).

El Testigo de la Fe Apostólica Noviembre 2020 

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La sangre del nuevo pacto

marzo 26, 2019 Por CNm7wVSQbK

“Asimismo también el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este vaso es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama”. San Lucas 22:20. 

La sangre de Cristo: Precio del rescate de las almas.
Nuevo: Que es diferente y distinto respecto a lo que existía o se conocía antes. 
Pacto: Acuerdo entre dos o más personas.

El pacto antiguo establecido por Dios con la nación hebrea observaba un medio para expiar el pecado del pueblo y era éste el sacrificio de los animales cuya sangre serviría para expiación; la palabra de Dios dice así: “Porque la vida de la carne en la sangre está: y yo os la he dado para expiar vuestras personas sobre el altar: por lo cual la misma sangre expiará la persona.” Lv.17:11. La ley de Moisés decía: “…y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.” He. 9:22. 

Estos sacrificios observados en la ley tenían una limitada efectividad, por eso se efectuaban continuamente. El Apóstol San Pablo, en su carta a los hebreos, dice lo siguiente: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se allegan. De otra manera cesarían de ofrecerse; porque los que tributan este culto, limpios de una vez, no tendrían más conciencia de pecado. Empero en estos sacrificios cada año se hace conmemoración de los pecados. Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. ” He.10:1-4. 

El Señor Jesucristo, en la celebración de la pascua que el pueblo de Israel celebraba cada año, dejó asentado el alcance de su sacrificio: “Y les dijo: En gran manera he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca; Porque os digo que no comeré más de ella, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y tomando el vaso, habiendo dado gracias, dijo: Tomad esto, y partidlo entre vosotros; Porque os digo, que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado: haced esto en memoria de mí. Asimismo también el vaso, después que hubo cenado, diciendo: este vaso es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” Lc. 22:15-20. 

El sacrificio de Cristo fue hecho una sola vez y su sangre redentora tiene alcances para cubrir los pecados de toda la humanidad, como lo refiere la palabra bendita cuando dice: “Así también Cristo fue ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos…” He. 9:28. 

También capacita cuanto a la conciencia de cada hombre para un servicio de entrega a Dios. El apóstol San Pablo escribe a los Hebreos y les dice: “… ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios vivo?” He. 9:13-14. Y también dice la palabra: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” He. 10:14. 

Amada Iglesia, por los méritos gloriosos de nuestro bendito Salvador hemos alcanzado todos los beneficios para desarrollar la vida de una nueva criatura; como tales, sirvamos a Dios con temor y reverencia. Participemos del glorioso memorial que él dejó establecido para su pueblo, recordando su muerte cada vez que lo hagamos hasta que él venga por nosotros. 

Dios los bendiga. 

El Testigo de la Fe Apostólica Marzo 2014  Seccion Doctrinal

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En memoria de mi

marzo 26, 2019 Por CNm7wVSQbK

Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí. 1 Co. 11:25

El Apóstol San Pablo repite estas palabras que con anterioridad ya habían sido dichas por el Señor Jesucristo y hablan de la Santa Cena.

El gran memorial de la santa cena fue instituida por Nuestro Señor Jesucristo, durante la reunión que tuvo con sus discípulos antes de ser entregado para ir al Gólgota y morir por nuestros pecados, para llevar a cabo la celebración de la última pascua establecida al pueblo Hebreo en Egipto. 

Habla el Señor Jesucristo a sus discípulos y les dice: “En gran manera he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca; Porque os digo que no comeré más de ella, hasta que se cumpla en el reino de Dios.” Lc. 22:15-16. “Y tomando el vaso, habiendo dado gracias, dijo: Tomad esto, y partidlo entre vosotros; Porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.” Lc. 22:17-18. “Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les dió, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado: haced esto en memoria de mí. Asimismo también el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este vaso es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” Lc. 22.19-20. 

El Apóstol San Pablo, sobre el particular, dice lo siguiente: “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomo pan; Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí. Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte de Señor anunciáis hasta que venga.” 1 Co. 11:23-26. 

Celebrar la Santa Cena, es reflexionar en lo que hizo el Señor Jesucristo por nosotros, es cumplir con la orden que el Señor nos da, es recordar siempre lo que tiene un gran valor espiritual para nosotros. Es hacerlo como dice su palabra, es tener presente este memorial. Recordando su muerte porque en ella tuvimos todos los beneficios que nos habilitan para vivir en este reino de gracia y hacerlo hasta que él venga. Dios les bendiga.

El Testigo de la Fe Apostólica Febrero 2013  Sección Doctrinal

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Propósitos para un nuevo año

diciembre 29, 2018 Por CNm7wVSQbK

Estimada juventud: Han pasado los días y los meses, y en la coyuntura del Fin de Año y Año Nuevo, nos detenemos para reflexionar acerca de las muchas bendiciones que Dios nos proveyó. Observamos cómo algunos ya no están con nosotros, los llamó el Señor a su presencia; otros, vienen llegando al Reino de Dios… y nosotros, por la gracia y misericordia divina, aquí vamos caminando hacia la meta propuesta. 

Es muy común hablar de propósitos en estos tiempos; sin embargo, hay una marcada diferencia entre un Propósito como intención y un Propósito como Meta. El primero puede o no realizarse; lograr el segundo, marca el éxito en tu vida. Y como todo Joven Cristiano queremos que nos vaya bien en la Vida, queremos tener éxito en nuestra carrera cristiana; aun los jóvenes no bautizados quieren tener éxito en sus vidas. 

¿Cómo lograrlo? Para responder a lo anterior pregúntate: ¿Cuáles son mis propósitos? Tener un objetivo claro y determinación para alcanzarlo, a pesar de lo difícil que pueda resultar, son puntos importantes que se viven mientras se tiene en la mente y el corazón la meta propuesta. 

HONRAR A DIOS. Tenemos como ejemplo el propósito de aquellos jóvenes hebreos, quienes fueron requeridos por parte del rey para adorar la estatua que había edificado; la determinación y confianza de ellos fue: “No cuidamos de responderte sobre este negocio. He aquí nuestro Dios á quien honramos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.” Ellos tuvieron como bendición de parte de Dios ser protegidos mientras estaban en medio de las llamas, paseándose Él en medio de ellos, y el fuego no se enseñoreó de sus cuerpos, ni cabello de sus cabezas fue quemado, ni sus ropas se mudaron, ni olor de fuego había pasado por ellos, honrando Dios a estos jóvenes, trayendo a la memoria las palabras de nuestro Dios: “Yo Honraré a los que me honran.” (Daniel, capítulo 3). 

HONRAR A NUESTROS PADRES. La palabra de Dios nos muestra cómo detrás de un Propósito hay una bendición. Veamos a los hijos de Rechâb: tenían en su corazón el propósito de guardar la enseñanza de su padre de no beber vino y cuando viene la prueba para ellos, donde el profeta Jeremías por ordenanza de Jehová les pone copas llenas de vino y les ordena: Bebed vino, ellos dijeron determinantemente: “No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Rechâb nuestro padre nos mandó, diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos”. La bendición para ellos fue la siguiente: “Porque obedecisteis al mandamiento de Jonadab vuestro padre, y guardasteis todos sus mandamientos, é hicisteis conforme á todas las cosas que os mandó; Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No Faltará varón de Jonadab, hijo de Rechâb, que esté en mi presencia todos los días.” (Jeremías, capítulo 35). 

Y Finalmente el mismo testimonio de Daniel, que al ser llevado de su raíz hebrea a Babilonia se le indica que debe comer de la comida del Rey, una comida diferente a la que estaba acostumbrado; sin embargo dice la escritura: “Y Daniel propuso en su corazón de no contaminarse en la ración de la comida del rey, ni en el vino de su beber: pidió por tanto al príncipe de los eunucos de no contaminarse.” HONRÓ A DIOS NO CONTAMINANDO SU CUERPO, no contaminándose de alimentos inmundos, y detrás de este propósito la bendición de Dios para él fue: “Y puso Dios á Daniel en gracia y en buena voluntad con el príncipe de los eunucos. Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más nutrido de carne, que los otros muchachos que comían de la ración de comida del rey. (Daniel, capítulo 1). 

Apreciado Joven: Para el año que inicia forja en tu corazón estos propósitos: Honrar a Dios y Honrar a tus padres en todo lo que dices y en todo lo que haces y verás que la bendición de Dios no se dejará esperar. Tu vida será UNA VIDA CON PROPÓSITO. 

Dios te bendiga. 

El Testigo de la Fe Apostólica Diciembre 2012  – Sección Juvenil

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